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2 de octubre de 2013

El infinito


Infinito...
Eso no existe, es mentira. Todo se acaba.
El que algo se termine más pronto o más tarde depende del placer o dolor que provoque; pero jamás nadie será eterno ni resucitará. Ni hay espíritus o energía en el "otro lado".
No habrá un orgasmo eterno o una eyaculación que provoque una riada que arrastre, ahogue y deje preñadas a miles de mujeres.
Nuestros hijos no serán mejores que nosotros, solo serán más de lo mismo y puede que mueran antes.
No hay nada infinito, ni siquiera el universo lo es. Ni los putos números decimales o la patética lista de números primos que tanto misterio tiene para los más pseudo matemáticos de cerebro ágil y admirable hasta la masturbación.
No se dan cuenta de que algo falla terriblemente cuando le dan un número infinito al perímetro de una circunferencia tan finita y tan pequeña como una pelota de ping-pong. Ese cálculo es una muestra de miedo y de una religiosa y enfermiza fe en lo inacabable.
Es la aberración pura de la cobardía.
Su coño es infinito y mi polla inconmensurable. No te jode...
La circunferencia tiene unas medidas tan limitadas como limitada es la imaginación de millones de seres humanos.
Vuestra vida es finita y con ella el universo y el estúpido número pi. ¡Qué coñazo con π!
Resulta que el número pi tiene algún misterio de mierda y mientras tanto algunos súper inteligentes juegan para desentrañar su misterio, hay niños que mueren de hambre y comidos por las garrapatas sin ningún misterio. O tal vez con el mismo misterio con el que los hombres pederastas revientan a sus niñas-esposas.
Lo infinito tiene misterio, pero que respiren el mismo aire que nosotros una serie de hijos de puta, eso no tiene misterio alguno.
Los números periódicos son solo unos cuantos números que no han de preocupar a nadie. Excepto si eres tan idiota para creer que los podrás seguir calculando en otra vida.
Y los límites de lo "infinito" se encuentran justo en las paredes del ataúd o de la urna donde os embotellen.
Todo ese cuento del infinito es una especie de consuelo para cobardes, una pedante forma intelectual de decir que hay vida en otra dimensión sin recurrir a la superstición (religiones). Los supersticiosos creen en la resurrección y no solo en una vida infinita, sino que además la decoran como un parque de atracciones con sexo gratis.
Menos mal que se mueren las personas, porque no solo sus cuerpos ocupan espacio vital, su pensamiento es agobiante y asfixia.
El amor es finito y es finita la vida de los optimistas.
Los hijos mueren, como los padres.
Y es bueno que ocurra, porque ni en literas de un millón de altura cabríamos en  este pequeñísimo y limitado planeta, ni en la otra dimensión por la cual se accede por un agujero de gusano o por el agujero negro que bien podría ser algo relacionado con un griego (un servicio sexual).
Lo eterno es una forma de explicar la brevedad y lo vano de la vida humana tal y como nos la impusieron los que ahora están finitamente muertos, creyeran en dios o en sus sexos velludos.
Infinito...
Y una mierda.
La vida, las estrellas, los números y las palabras son tan finitas, que provoca náuseas reconocerlo.
El infinito es un concepto meramente romántico. No existe nada sin límites de la misma forma que no existe dios, de la misma forma que el universo es un conjunto de piedras que jamás han tenido o tendrán vida.
De la misma forma que me pudro infinitamente en este planeta de mayoría imbécil.

El infinito es la triste y patética esperanza de una vida demasiado corta para el gusto del vividor.











Iconoclasta

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