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22 de noviembre de 2014

Hilos de ilusiones


Mi cuerpo, cada extremidad, cada párpado y la boca, están unidos a hilos que me mantienen en vilo sobre un pequeño teatrillo.
Son ilusiones, filamentos o cuerdas que solo puede romper la muerte, porque me parieron tenaz. En un mundo colmado de decepciones y engaño, me afianzo con fuerza a mis hilos.
Mi protección, mi paraíso.
Con esas cuerdas nací, con ella moriré.
Con los años brillan más, cada vez son más fuertes. Es el entrenamiento al que las someto. Brillan como diamantes, como aceros cortantes. Es mi voluntad, que va más allá de lo que el cuerpo y la prudencia dictan.
Soy mi propia marioneta y mi pequeño escenario está situado en una zona de burdeles y basura.
Cuando ya lo sé todo y sé qué va a ocurrir, muevo mi cuerpo con ellas, azotando la ilusión y obligándome a creer que tal vez no sea cierto, que no ocurrirá lo que mi experiencia sabe.
Tiro de los hilos y bailo al son de la esperanza, de que todo será diferente. No mejor o peor, mi ilusión es que no sea mediocre.
Un hilo conectado a mi párpado de plástico se tensa y escapa una furtiva lágrima traicionera.
Es la rabia de la decepción... Levanto la vista al sucio cielo y observo los brillantes hilos que mueven mi locura sintiendo deseos de cortarlos, de rasgar a mordiscos las ilusiones y maldecir a mis padres por haberme parido marioneta.
Me guardo la ira metiéndomela en el culo, tensando un hilo de la boca para sonreír cuando la puta me dice: "te amo".
Sonrío a pesar de que caminar duele y alguien a quien amo, se encuentra a diez mil kilómetros lejos. En otro puto planeta.
Tenso la cuerda del pene creando una rotunda erección para meterlo en un coño de agujero demasiado usado, que me obligo a buscar porque las ilusiones son muy putas y tienen deseos animales. Tenso la cuerda de los cojones y lanzo mi semen tortuoso sin amor, como escupir una flema en la calle de madrugada.
Su coño es una escupidera y mi ilusión me hace maldito, maravillosamente perverso.
Los hilos me dan esperanza de ser algo diferente y único, para bien o para mal.
Cuando caminar duele, pateo con fuerza la cochina tierra en la que fui parido, me siento una marioneta- héroe en un lugar apocalíptico.
Mis hilos son cuerdas aceradas de piano que cortan y degüellan la realidad para evitar mi suicidio.
Si no fuera una marioneta de mí mismo, sería un cadáver.









Iconoclasta